Capítulo 14

Capítulo 14

A la noche, a eso de las veinte horas trasladaron a Dulce a la clínica de Francisco, la niña estaba dormida, al día siguiente cuando despertó Peter estaba con ella

Peter: Buenos días hermosa

Dulce: papi… ¿De verdad por culpa mía y de Thiago mamá murió? –Pregunta triste

Peter: Dulce, tú mamá murió porque su corazón estaba enfermo, no es culpa de Thiago ni tuya, es culpa del destino.

Dulce: ¿De verdad? –Él asiente y ella hace una mueca de dolor- Duele

Peter: ahora la enfermera te traerá un calmante, vas a estar bien.

Dulce: lo sé, -él la mira- soñé con mamá y ella me sonreía.

En eso viene la enfermera y en el suero que la niña tenía, le agrega un calmante

Enfermera: el doctor vendrá a revisarla en quince minutos –le informo a Peter, este asintió y ella se retiro

Dulce: tengo hambre

Peter: -le sonríe, eso claramente era una señal de que estaba mejor- En cuanto tu abuelo  venga a revisarte, le preguntaremos si puedes comer

Minutos después Francisco entraba con Eliana

Eliana: ¿Cómo está mi princesa? –ignorando a Peter

Dulce: me duele y tengo hambre –hace pucherito, mira a Francisco- Abuelo ¿Puedo comer?

Eliana: ¿Quién dijo que no podía comer? –Mira mal a Peter- Yo deje una orden de que prepararan algo liviano y sano para la noche

Peter: la enfermera de a noche solo la dejo tomar agua y comer una gelatina

Dulce: era fea, sin sabor –ponía cara de asco

Eliana: Francisco ¿Diste alguna orden de que la niña no pudiera comer? –lo mira mal

Francisco: no, después de doce horas si no se presentaba complicaciones, podía comer algo suave

Eliana: ¡Una gelatina no es comida!  –Enojada- Quiero que despidas a esa enfermera y al personal de cocina, voy a llamar a casa a que Saverio cocine algo sano para mi nieta. –toma su celular y hace la llamada

Francisco: -después que  ella corto- Eliana, no puedo despedir a todos, solo porque tú quieras

Eliana: no es porque yo quiera, es porque son incompetentes. Tendrías que dejar que yo seleccionará el personal, soy buena en eso

Francisco: suspira, niega con la cabeza y se dispone a revisar a Dulce- Está bien, por ahora todo marcha bien –sonríe

Eliana: ¿Cuánto tiempo va a tener que estar acá?

Francisco: unas semanas más. –ella asiente. Él mira a Peter- Peter, ve a comer algo y a dormir. Yo tengo unas horas libres, la puedo cuidar yo

Eliana: yo vine a cuidarla, por lo visto tengo que darles una repasada a las enfermeras

Peter: no me gustaría dejar a Dulce

Dulce: papi, yo me quedo con la abuela, tú tráeme muñecas, me aburro.

Eliana: ve, te aseguro que me encargare de todo –lo mira seria

Peter: solo será una hora o dos, enseguida vuelva –le da un beso a la niña, Eliana lo acompaña afuera

Eliana: Pedro, por ahora no voy a sacarte a los niños, con papá decidimos esperar. Lo único que te digo es que se repite una situación como está y no pienso tener piedad

Peter: Eliana, la voluntad de Lali era que ellos estuvieran conmigo, sabes que ella no quería que vivieran contigo, no quería que los niños fueran criados por niñeras o enfermeras como lo fue ella.

Eliana: eso fue distinto, Lali era una niña delicada. Su corazón no estaba bien, yo no me animaba a cuidarla sola, me hubiera matado si ella se moría por un descuido mío –sincera.

Peter: y yo me moriría sin los niños –ella lo miro, pero no dijo nada, él se fue.

Andrés estaba sentado en el living, por la ventana observaba de lejos a Melisa que paseaba con el bebé por el patio.

Andrés: Gómez, quiero que arregle todo para que en un mes Melisa y yo viajemos, pon como escusa que una galería en París quiere exponer sus cuadros, no sé, lo que se te ocurra

Gómez: ¿Qué sucede señor?

Andrés: sucede que está teniendo sueños que no me convienen. –Gómez lo mira- Ayer me pregunto si habíamos tenido una hija, cuando se desmayo “soñó” que tenía una niña y un niño. Esa es una de las razones por las que decidí que lo mejor es irnos un tiempo. Ella tampoco me cuenta nada cada vez que habla con Lanzani, ayer no mencionó en ningún momento que hablo con él en la capilla

Gómez: ¿Piensa qué el procedimiento no funcionó? –preocupado

Andrés: funcionó hasta que se encontró con su pasado. Tú sabes solo lo necesario, sabes la verdad a medias sobre Melisa.

Gómez: sé todo lo que hizo por ella y sé lo que ella significa para usted.

Andrés: no, lo último no lo puedes saber lo último. Tendrías que estar en mí para saberlo, tendrías que ser yo. –La miraba, ella estaba arrodillada al lado del coche del bebé, jugaba con él- Desde que la vi, se llevo mi corazón con ella. Aún recuerdo cuando subió al barco de su abuelo, estaba con un vestido rosa pálido acampanado, su rostro era cubierto por una careta que dejaba ver sus ojos y su carnosa boca roja. –Sonríe al recordar- Me hechizo en ese momento, después cuando vi que estaba sola mirando al agua me acerque, entre copas de vino, me dijo que se llamaba Melisa, yo le dije que me llamaba Andrés. Sé que ella sintió lo mismo que yo, terminamos en un camarote, amándonos con la condición que nuestras caretas no se tocaran. Cuando se durmió, no me aguante y le saque la careta, la vi por completo y desde entonces ella ha estado en mí, a pesar de que hubo algunas complicaciones en el medio. –Suspira- No la pienso perder, no después de todo lo que hice para tenerla, ella es mía y nadie me la quitará.

Tres semanas después, Dulce llegaba a casa, todavía llevaba la faja por la fisura en la costilla, tenía que estar en reposo, pero ya podía estar en su casa

Jenny: Por suerte ya estás en casa –después de que la niña ya estaba acostada y arreglada en su cuarto

Dulce: extrañaba mi cuarto –sonreía tierna

Jenny: yo extrañaba los días que no me quedaba contigo en la clínica darte las buenas noches.

Dulce: te quiero Jenny

Jenny: yo más –le da un beso

Peter: -las observaba desde la puerta- Cualquier cosa nos llamas –la nena asiente y Jenny y él salen del cuarto

Jenny: me da cosa dejarla sola en el cuarto

Peter: tranquila, ella nos llama si necesita algo, además quedo mirando tele

Jenny: si, pero en un rato vuelvo a jugar  un rato con ella

Peter: -le sonríe- Me encanta que quieras tanto a mis hijos

Jenny: -ella lo besa- Van a estar feliz cuando vuelvan del colegio y vean a Dulce, estaban un poco tristes por empezar sin ella, además no sabían que le darían el alta hoy. –Él asiente- ¿A qué hora vas a ir a trabajar? – bajaban la escalera

Peter: ahora, tengo una reunión en cuarenta y cinco minutos, yo paso por los niños

Jenny: yo voy a jugar con Dulce y a dar las últimas indicaciones a los albañiles para qué terminen las reformas de la casa. –Lo mira- Gracias por dejarme hacer los cambios que quise

Peter: no me tienes que agradecer, hace tiempo que tenía que haber cambiado algunas cosas –suspira- Me voy a trabajar, cualquier cosa me llamas –ella asiente, él la besa y se va.

Melisa estaba furiosa, había discutido con Andrés, él quería que retomaran su viaje por Europa, ella no tenía ganas de viajar, quería quedarse encasa con su hijo  con él, pero él insistía en viajar.

Ella después de darle el biberón al niño, salió a correr, necesitaba pensar, sabía que por más que había ordenado a los guardias que no la siguieran, ellos no le harían caso, pero eso no significaba que tenía que soportarlos, se hizo la que no se daba cuenta que la seguían, paso por un parque cerca de su casa, como ellos mantenían distancia, no se dieron cuenta que en una curva se quedo entre unos arbustos, ellos miraban para todos lados, nunca la vieron, siguieron corriendo hacia adelante para ver si la alcanzaban, ella sonrío y salió del parque, corrió un poco más, al llegar a una tienda de deporte, se quedo viendo unos patines, volvió a sonreír y entro a comprarlos, ella pensó que le iba a costar más aprender a usarlos, pero no fue así, enseguida se adecuo a ellos y empezó a patinar. Iba tranquila, sin preocuparse por nada, se sentía libre, de repente ve un auto qué frena cerca de ella, al distraerse refala y cae al piso

-¿Estás loca, no ves por dónde vas? –Furioso, ella levanta la cabeza, se miran-Tú –él silencio se apodera de ellos.

Sin razón, sin lógica

Este corazón se encontró

Enamorado clandestinamente

De otro corazón,

Que hace mucho dejo de querer.

Él la ayuda a levantarse, quedan muy cerca él uno del otro, era extraño, ella sentía qué ya había vivido eso.

Melisa: “Seguramente es lo que llaman Deja Vú” –pensó sin dejar de mirarlo, no sabía la razón, pero no podía hablar, estaba atrapada en esa mirada, una mirada que parecía asustada, nostálgica, no sabía describirlo. –Lo siento, es culpa mía. Estaba distraída –se disculpo nerviosa

-Me di cuenta –respondió sin dejar de mirarla, ambos parecían no querer dejar de mirarse, de repente empezó a llover, no había una razón, hasta hacía segundos el sol estaba brillando, de pronto aparecieron unas nubes y comenzó a llover

Y hoy no,

No entiendo que es lo que me pasó,

Si yo no te buscaba

Como es que hoy te vine a encontrar.

Esta es otra oportunidad para amar.

Melisa: De verdad disculpas Peter –no dejaban de mirarse, a pesar de la lluvia

Peter: -él no podía dejar de mirarla, una frase de la carta de Lali se le vino a la cabeza- “si quieres toma una señal para empezar de nuevo, por ejemplo una lluvia repentina, algo que te haga pensar que es una señal para volver empezar en el amor”  “Debe ser una casualidad, además ya rearme mi vida con Jenny, Melisa está casada” –pensaba- No tienes que disculparte, solo prometer que vas a tener más cuidado.

Melisa: Promesa –sonrió

Peter: ahora vamos, te llevo a tú casa si quieres

Melisa: no quiero ir a casa, prefiero patinar un rato más

Peter: no te puedo dejar acá, está lloviendo

Melisa: me gusta que me caiga la lluvia a la cara, de verdad, no quiero llegar a casa, necesito pensar –confesó- Tú ve, seguramente estás yendo a tú trabajo. –Le vuelve a sonreír- Tu hija ¿Cómo está?

Peter: si, estoy yendo a trabajar, pero puedo tomarme unos minutos más –ella lo mira- Tú me escuchaste y me acompañaste, ahora me toca a mí. Dulce está en casa, hoy le dieron el alta, aunque debe seguir haciendo reposo

Melisa: me alegro de corazón que este mejor y de verdad no quiero quitarte tú tiempo.

Peter: dale, de verdad, vamos, tomamos un café y me cuentas. A unas cuadras mi hermana tiene un pequeño bar, podemos ir allí –no sabía porque lo hacía, tendría que alejarse de ella, pero no podía.

Melisa: está bien –acepto, fueron hacía el auto, él le abrió la puerta, la lluvia estaba quedando en llovizna, corrió hacía el asiento de él y se fueron de allí.

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Gracias por los 17 comentarios. Dedicado a Emi Mealla primera en comentar.

Bueno, ayer no habían llegado a los comentarios, por eso no les había subido. Como ven hoy estoy subiendo re temprano, si más tarde hay más de 12 comentarios se viene el capítulo 15.

Este capítulo algunas ya lo leyeron porque se los pase en el grupo de face.

Espero que les guste el capítulo.

La canción es "Desnudas mi corazón" de Agustín Arguello, es solo una parte, porque sinceramente me daba pereza pegarla toda jaja.

Se las quiere

Sus comentarios son mimos al alma

Nos leemos en un rato si comentan obvio.

Besos

Vicky ♥